lunes, 30 de diciembre de 2013

El estudiante sin honor

José de Espronceda escribió El estudiante de Salamanca en 1840, en una época en la que el honor fue un elemento importante en la sociedad. Fue algo central en el tratamiento con otras personas, y fue un elemento imprescindible para ser respectado en la sociedad. Se puede destacar el honor en la historia de Espronceda en varios elementos.
Primeramente discutiré el personaje de don Félix, que claramente carece absolutamente de honor: es un personaje arrogante, altivo, indiferente y insensible. Esto se presenta por ejemplo en un pasaje en la tercera parte de la obra : después de la muerte de Elvira, don Félix no siente ningún sentimiento de culpabilidad. Es por su culpa que doña Elvira está muerta pero el estudiante continua su vida llena de indiferencia y aún vende sus cosas para que pueda jugar:
« Necesito ahora dinero y estoy hastiado de amores. Dos mil ducados, señores, por esta cadena quiero. »
Don Félix vende el collar y un retrato de don Elvira, y con este gesto demuestra que es un hombre egoísta y despiadado. Solo piensa en jugar y en divertirse y no piensa en la muerte de su antigua amante. Esto es un signo que carece de atención, sensibilidad y respeto, cosas indispensables para un hombre de honor.
El personaje de don Diego por otro lado es un personaje respectable, esto ya se ve en la descripción de su entrada en la historia :
« Pálido el rostro, cejijunto el ceño, y torva la mirada, aunque afligida, y en ella un firme y decidido empeño de dar la muerte o de perder la vida, un hombre entró embozado hasta los ojos, sobre las juntas cejas el sombrero: Víbrale el rostro al corazón enojos, el paso firme, el ánimo altanero. »
El hermano está descrito como resuelto y emocionado por lo que el estudiante hizo. Decidió de vengarse del estudiante. El hecho de vengar su familia y de salir en defensa de su familia es la prueba de que es un hombre honorable.
Otro aspecto que se eleva aquí es el honor de la familia. Esto siempre ha sido un elemento importante : ya en la edad media esto fue muy importante en España : por ejemplo la venganza del cid en los infantes de Carrión después de que ellos deshonraron sus hijas.En una situación así, el hombre se ve obligado de vengarse si quiere mantener el honor o la honra de la familia. Y esto es lo que hace don Diego :
« Encubierta fatídica figura.-sed de sangre su espíritu secó, emponzoñó su alma la amargura,
la venganza irritó su corazón. Junto a don Félix llega- y desatento no habla a ninguno, ni aun la frente inclina; y en pie delante de él y el ojo atento, con iracundo rostro le examina. »
El hecho de que don Félix aún en esta situación guarda su actitud burlón y cínico demuestra otro vez el carácter insensible. En vez de tener miedo o arrepentirse, se burla de don Diego :

« Buen hombre, ¿de qué tapiz se ha escapado, -el que se tapa- que entre el sombrero y la capa se os ve apenas la nariz? »

domingo, 29 de diciembre de 2013

Don Juan Tenorio, divido entre el amor y el honor.

Con el romanticismo, el honor en Don Juan Tenorio es algo muy importante. El honor es algo paradójico porque el suyo no corresponde al de los demás. Don Juan Tenorio solo respeta su proprio honor y no le importa el de los demás o lo que piensa el resto de la gente hasta que se enamora de Inés. El honor en esta obra es central igual que el amor o la religión porque es su honor que Don Juan es satánico y  que mata a Don Gonzalo y es por el amor por Inés que Don Juan va intentar olvidarlo. Por culpa de su honor, Don Juan va a morir condenado por el Cielo y también es por este mismo honor que Don Juan se va a arrepentir.

Don Juan Tenorio está divido entre su amor por Doña Inés y su honor. En la novena escena Don Juan se declara ante Don Gonzalo, parece rendirse. Le dice a Don Gonzalo que está enamorado de su hija y que sobretodo ha cambiado gracias al amor de Inés pero Don Gonzalo no lo cree y no cree que Don Juan puede salvarse. Don Juan tenía razón porque Don Juan va olvidar a su amor y el honor va a ser lo mas importante porque va a matar al propio padre de la mujer que ama. Finalmente Don Juan  ha vuelto a ser satánico y el honor parece estar encima de su amor por Doña Inés.

En la segunda parte del Don Juan Tenorio, Don Juan está en un cementerio y el lector no sabe si al final de la segunda parte, Don Juan se arrepintió o no. Esta segunda parte es una parte religiosa y la religión y el arrepentimiento están por encima del honor de Don Juan. Por culpa del honor se encuentra solo y sin el amor de Inés. Entonces se puede decir que Don Juan muere al arrepentirse. El final de Don Juan es un verdadero acto de fe porque se da cuenta de lo que ha perdido y de lo que va a sufrir después de morir si no se arrepiente, si no cree en Dios. En este momento podemos ver que el honor ha sido el verdadero culpable, es lo que ha vuelto loco y satánico a Don Juan.

jueves, 5 de diciembre de 2013



"¿Qué espera esta multitud? –diría un extranjero que desconociese las costumbres–. ¿Es un rey el que va a pasar; ese ser coronado, que es todo un espectáculo para un pueblo? ¿Es un día solemne? ¿Es una pública festividad? ¿Qué hacen ociosos esos artesanos? ¿Qué curiosea esta nación?

Nada de eso. Ese pueblo de hombres va a ver morir a un hombre."



Este fragmento está sacado del articulo "Un reo de muerte" que fue publicado en la Revista Mensajero en 1835.

En este articulo, Larra habla de la pena de muerte para criticar toda la sociedad y su falta de honor. El periodista nos dice que la gente está reunida como si viera un espectáculo. Aquí, el honor es algo subjetivo, depende del punto de vista que toma la gente, y si para la gente ver la pena de muerte es como un espectáculo o no.

Para este pueblo, ver la pena de muerte como un espectáculo no tiene nada que ver con el honor porque es una "cualidad que lleva a una persona a comportarse de acuerdo con las normas sociales y morales que se consideran apropiadas." En esa sociedad, las personas siguen siendo honorables aunque se vayan a ver a los reos de muerte morir. La pena de muerte porque forma parte de las  normas establecidas del pueblo.

Sin embargo, es lo que critica Larra porque para él, una persona no se puede decir honorable y al mismo tiempo creerse Dios al decidir si una persona debe morir o no. En este fragmento, el periodista hace hablar un extranjero que desconoce las costumbres de esta sociedad:  "¿Es un rey que va a pasar, ese ser coronado (...) Nada de eso. Ese pueblo de hombres va a ver morir a un hombre." con este ejemplo podemos ver que la gente, para el periodista, no es honorable aunque no lo sepa. Larra critica eso, porque para el resto de la gente un verdadero espectáculo no es ver a la gente morir y decidir su destino y  me parece interesante porque podemos ver el contraste entre dos culturas y por extensión entre la sociedad española y el resto del Mundo.

martes, 26 de noviembre de 2013

"Una nariz. Anécdota de carnaval".


 “[...] ¡Qué nariz! No hubiera yo creído que la naturaleza fuese capaz de llevar a tal extremo el pleonasmo, la hipérbole, la amplificación. […]. En medio del horror que me causaba aquella funesta mutación de escena, hubiera yo querido separarme de la nariguda serrana sin incurrir en la nota de grosero. Hice increíbles esfuerzos para articular una frase de galantería... ¡Imposible! [...]”

Este fragmento pertenece al cuento Una nariz. Anécdota de carnaval, aparecido en el número III de la revista La Alhambra, en el año 1840, y escrito por Manuel Bretón de los Herreros.

Para comentar este fragmento, debemos entender el honor con una acepción subjetiva, es decir, como el juicio que cada uno tiene de sí mismo, su autoestima.

Aquí vemos cómo el galán menosprecia a la dama debido al tamaño de la nariz, llegando incluso a la burla, diciéndole: “Tendré mucho gusto en obsequiarla a usted, señorita, pero temo que esa nariz usurpe las funciones de la boca. Si no se quita usted la careta, no sé como...”, cuando ella le pide que la invite a beber algo.

En este sentido se ve dañado el honor de la serrana, como él la llama, puesto que está ofendiendo su imagen. Al mismo tiempo que el caballero la deshonra de esta manera al esquivarla y salir huyendo, incluso, como hemos visto más arriba, al mofarse de ella, se está desprestigiando a sí mismo, puesto que presumía de unos valores intachables e insistía en que no pararía de admirar su belleza. Cuando la dama se quita la máscara y muestra su gran nariz, el lisonjero caballero, deja ver sus verdaderas intenciones, que no son más que un interés en lo físico y lo material, dejando de lado los verdaderos valores.

Esta crítica la podemos extrapolar a la sociedad naciente de la época: la sociedad burguesa que estaba surgiendo en aquellos tiempos daba más valor a las apariencias y a los bienes materiales de las personas que a su verdadera esencia.

Finalmente, es la propia dama la que recupera su honor, al quitarse la nariz postiza y dejar al descubierto la suya verdadera, acorde con la delicadeza y perfección de las demás facciones de su rostro, enseñándole al caballero que las apariencias engañan y que la verdadera belleza de las personas está más allá de lo que se ve a primera vista, dejando al galán sorprendido y avergonzado.