domingo, 1 de junio de 2014

Fama de don Juan


    Una de las acepciones del honor es el honor como valor objetivo, es decir, la fama o imagen que tiene una persona en relación a sus semejantes. La valoración que los demás tienen de una persona como consecuencia de una línea de conducta llevada a cabo por el sujeto.

   Dicho esto, por todos es conocida la fama de mujeriego, burlador y crápula de don Juan Tenorio. Esta imagen podemos verla cuando pone de manifiesto todos los delitos y rufianerías cometidas para ganarla apuesta de don Diego, quien, a pesar de ser un personaje más bien secundario y creado sólo para resaltar la figura del protagonista, tampoco se queda atrás en esta imagen de rufián y burlador.

    Esta imagen, creada por el mismo don Juan, queda en entredicho cuando conoce a Inés y se enamora de ella. La primera persona que cae en la cuenta de este cambio de actitud es Brígida que, como bien dice ella: yo os creía un libertino / sin alma y sin corazón, a lo que él responde:
¿Eso extrañas? ¿No está claro
que en un objeto tan noble
hay que interesarse el doble
que en otros? (vv. 1326-1328)

   Intentando hacer ver que su atracción hacia la novicia es pura apariencia y es sólo para ganar la apuesta que le hizo a don Diego.

    A pesar de que don Juan quiere dejar intacta esa imagen pública que se tiene de él, no duda en humillarse y ponerse de rodillas delante del Comendador asegurando que su hija ha enderezado sus pasos por el sendero del bien (v.2499).

   Ese cambio en la actitud de don Juan, del hombre libertino y sin corazón al hombre renovado y enderezado por el buen camino, hace que su mala fama que tenía en un principio y que bien supo ganarse por sus acciones, quede en un segundo plano cuando ese Satanás en la tierra es salvado del infierno por el ángel cándido que es doña Inés:
Lo que justicias ni obispos
no pudieron de mí hacer
con cárceles y sermones,
lo pudo su candidez (vv.2504-2507)

    Como era de esperar, esa imagen de crápula y burlador no se la pudo quitar y cuando de verdad estuvo enamorado nadie le creyó, aunque gracias a su arrepentimiento final y su declaración de fe pudo salvarse de la condenación eterna junto con su amada.

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