miércoles, 15 de enero de 2014

Don Félix, testigo presencial de su propio enteramiento: ¿muerte o epifanía?

El final de El estudiante de Salamanca es un pasaje lleno de elementos fantásticos, y hay también un fuerte elemento religioso. Don Félix está atraído por una dama blanca con un velo. Ella resulta ser doña Elvira, pero se podría también ver como una representación de María, como representación de la fe cristiana, o como la encarnación del amor. Ella lo atrae al cementerio para mostrarle qué ocurriría si no se arrepiente. Este entierro es como una última oportunidad que le da la virgen de arrepentirse y de mantenerse con vida o de ir al cielo, en vez de ir al infierno. Pero don Félix no entra en esta última ocasión y mantiene su actitud indiferente y todavía no tiene miedo. Don Félix no siente culpabilidad y tampoco tiene miedo de ser juzgado por Dios o Jesús: después de matar a don Diego « ni medrosa aparición le espanta,ni le turba la imagen de Jesús. »

A pesar de que el estudiante no es creyente, empieza a dudar si Dios quizá existiera:
« El mismo siquier de parte de Dios, siquier de parte del diablo, ¿quién nos trajo aquí a los dos? Decidme, en fin, ¿quién sois vos? »

Otro aspecto que se puede interpretar como siendo religioso es el largo camino hasta el cementerio y después hasta la tumba de doña Elvira. Esto es como una penitencia, que se completará con el matrimonio con doña Elvira. Esta caminata está plena de elementos fantásticos como los esqueletos, el lugar sin cielo y sin estrellas, el palacio, el torbellino que los lleva a la tumba, el retrato llorando etc. Pero cuando don Diego pide a don Félix de casarse con su hermana, este lo niega. Con este rechazo, el estudiante elije el diablo en vez de ir al cielo.


La historia termina entonces por un beso de la dama, que resulta ser un esqueleto  y desde este momento empieza un lento proceso de morir :

« Y a tan continuo vértigo,
a tan funesto encanto,
a tan horrible canto, .
a tan tremenda lid;
entre los brazos lúbricos
que aprémianle sujeto,
del hórrido esqueleto,
entre caricias mil: .

Jamás vencido el ánimo,
su cuerpo ya rendido,
sintió desfallecido
faltarle, Montemar;
y a par que más su espíritu .
desmiente su miseria 
la flaca, vil materia
comienza a desmayar. »

El lector termina por decir que esto es la historia que corre por las calles de Salamanca y que la gente dice que « en forma de mujer y en una blanca túnica misteriosa revestido, aquella noche el diablo a Salamanca había en fin por Montemar venido! »


Creo que la dama blanca, que resultó ser un esqueleto no sería un esqueleto si el estudiante hubiera reaccionado diferentemente. Quizá si don Félix se hubiera arrepentido y se hubiera casado con doña Elvira, podría ir al cielo con su esposa. Así se puede interpretar este viaje como una última oportunidad dado por Dios.

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