El final de El estudiante de Salamanca es un pasaje lleno de elementos fantásticos, y hay también un fuerte
elemento religioso. Don Félix está atraído por una
dama blanca con un velo. Ella resulta ser doña Elvira, pero se podría también ver
como una representación de María, como representación de la fe cristiana, o
como la encarnación del amor. Ella lo atrae al cementerio para mostrarle qué
ocurriría si no se arrepiente. Este entierro es como una última oportunidad que
le da la virgen de arrepentirse y de mantenerse con vida o de ir al cielo, en vez
de ir al infierno. Pero don Félix no entra en esta última ocasión y mantiene su
actitud indiferente y todavía no tiene miedo. Don Félix no siente culpabilidad
y tampoco tiene miedo de ser juzgado por Dios o Jesús: después de matar a don
Diego « ni medrosa aparición le espanta,ni le turba
la imagen de Jesús. »
A pesar de que el
estudiante no es creyente, empieza a dudar si Dios quizá existiera:
« El mismo siquier de parte de Dios, siquier de parte del diablo, ¿quién
nos trajo aquí a los dos? Decidme, en fin, ¿quién sois vos? »
Otro aspecto que se puede
interpretar como siendo religioso es el largo camino hasta el cementerio y
después hasta la tumba de doña Elvira. Esto es como una penitencia, que se
completará con el matrimonio con doña Elvira. Esta caminata está plena de
elementos fantásticos como los esqueletos, el lugar sin cielo y sin estrellas,
el palacio, el torbellino que los lleva a la tumba, el retrato llorando etc.
Pero cuando don Diego pide a don Félix de casarse con su hermana, este lo
niega. Con este rechazo, el estudiante elije el diablo en vez de ir al
cielo.
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La historia termina entonces por un beso de la dama, que resulta ser un esqueleto y desde este momento empieza un lento proceso de morir :
« Y a tan continuo
vértigo,
a tan funesto encanto,
a tan horrible canto, .
a tan tremenda lid;
entre los brazos lúbricos
que aprémianle sujeto,
del hórrido esqueleto,
entre caricias mil: .
Jamás vencido el ánimo,
su cuerpo ya rendido,
sintió desfallecido
faltarle, Montemar;
y a par que más su espíritu
.
desmiente su miseria
la flaca, vil materia
comienza a desmayar. »
El
lector termina por decir que esto es la historia que corre por las calles de
Salamanca y que la gente dice que « en
forma de mujer y en una blanca túnica misteriosa revestido, aquella noche el
diablo a Salamanca había en fin por Montemar venido! »
Creo
que la dama blanca, que resultó ser un esqueleto no sería un esqueleto si el
estudiante hubiera reaccionado diferentemente. Quizá si don Félix se hubiera
arrepentido y se hubiera casado con doña Elvira, podría ir al cielo con su
esposa. Así se puede interpretar este viaje como una última oportunidad dado por Dios.
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