“Madre mía: Dentro de media hora no existiré;
cuidad de mis hijos, y si queréis hacerlos verdaderamente despreocupados,
empezad por instruirlos... Que aprendan en el ejemplo de su padre a respetar lo
que es peligroso despreciar sin tener antes más sabiduría. Si no les podéis dar
otra cosa mejor, no les quitéis una religión consoladora. Que aprendan a domar
sus pasiones y a respetar a aquellos a quienes lo deben todo. Perdonadme mis
faltas: harto castigado estoy con mi deshonra y mi crimen; harto cara pago mi
falsa preocupación. Perdonadme las lágrimas que os hago derramar. Adiós para
siempre.”
Este
fragmento pertenece a un artículo de Mariano que se publicó por primera vez en El Pobrecito Hablador el día 30 de noviembre de 1832.
Podemos
dividir el artículo en tres partes: en primer lugar vemos un prólogo en el que
nos introduce a los personajes y su situación, en segundo lugar nos presenta el
desarrollo del artículo, y por último vemos una conclusión.
Se enfrentan
dos modelos de educación, uno sería la educación tradicional que conlleva la
falsa religión, guardar las apariencias, etc. Y por otro lado, está la educación francesa
que es muy liberal frente a la tradicional.
Fijándonos
en el fragmento adjunto, podemos observar que el honor del personaje, Augusto,
desaparece en esta carta. A lo largo de su vida ha hecho las cosas de manera
incorrecta: se ha casado sin tener nada que ofrecer a su esposa, ésta le
abandona por su amigo y él mata a dicho amigo por traicionarlo.
El honor
de Augusto está completamente perdido y tras el crimen que ha cometido decide suicidarse
dejándole una carta a su madre para que cuide de sus hijos con buenos modales y
costumbres.
Lo que
podemos dejar claro tras leer este fragmento es que un hombre de honor se
plantearía su vida de manera diferente a como lo hace Augusto y que, por tanto, él no encajaría en la descripción de un hombre de honor.
Él mismo
nos deja ver en la carta que es consciente de su deshonra y que por ello
prefiere quitarse la vida antes de vivir con un sufrimiento eterno que no le
dejará ser feliz nunca.
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