viernes, 10 de enero de 2014

Elvira y don Diego, deshonrados por don Félix


Elvira, amor del estudiante un día,
tierna y feliz de su amante ufana,
cuando al placer su corazón se abría,
como al rayo del sol rosa temprana;
del fingido amador que la mentía,
la miel falaz que de sus labios mana
bebe en su ardiente sed, el pecho ajeno
de que oculto en la miel hierve el veneno.

Que no descansa de su madre en brazos
más descuidado el candoroso infante,
que ella en los falsos lisonjeros lazos
que teje astuto el seductor amante;
dulces caricias, lánguidos abrazos,
placeres ¡ay! que duran un instante
que habrán de ser eternos imagina
la triste Elvira en su ilusión divina. (vv. 148- 163)

En estos versos podemos ver cómo Elvira, enamorada de don Félix es engañada por el amante. Ella se deja llevar por un sentimiento de amor sincero mientras él, por su carácter seductor, no se interesa por la dama más que por el mero reto de para tomarla. Una vez que el caballero consigue su propósito la abandona.

A la joven Elvira, al igual que a las numerosas amantes del caballero, le es robado su honor, tanto el honor como persona como el honor como mujer. Este concepto de honor ajeno parece no importar al seductor don Félix, ya que al mismo tiempo que deja a otras damas deshonradas, va aumentando su fama.

El pesar y el dolor que siente la inocente dama tras ser abandonada por su querido amante la llevan hacia un final fatal: la muerte.

Murió de amor la desdichada Elvira,
cándida rosa que agostó el dolor,
süave aroma que el viajero aspira
y en sus alas el aura arrebató. (vv. 343 – 346)




Otra de las víctimas de Montemar es don Diego de Pastrana, el hermano de Elvira. Tras enterarse del motivo de la muerte de su hermana, don Diego desafía a don Félix a un duelo para recuperar la honra perdida de su joven hermana. Sin embargo, el enfrentamiento acaba con un fatal desenlace para el vengador hermano:



Vedle, don Félix es: espada en mano,
sereno el rostro, firme el corazón;
también de Elvira el vengativo hermano
sin piedad a sus pies muerto cayó. (vv. 693 – 696)

El concepto de honor tiene su auge en el siglo XIX, llegando a extremos tales como los de enfrentarse a muerte por recuperarlo, tanto el propio del individuo como el de algún miembro de su familia, como vemos en los versos siguientes:

Este don Diego Pastrana
es un hombre decidido.
Desde Flandes ha venido
sólo a vengar a su hermana. (vv. 685 – 688)

A pesar de intentar vengar la muerte de su hermana y recuperar así su honra, don Diego no consigue llevarlo a cabo. Sin embargo, como vimos en la entrada anterior (ver aquí) don Félix, debido a su altanería y su carácter mujeriego, no sale bien parado, ya que al intentar seducir a una dama, que resulta ser el espectro de la joven Elvira, acaba muerto, recobrando así la honra de la familia Pastrana.

- "Cada paso que avanzáis
lo adelantáis a la muerte,
don Félix. ¿Y no tembláis,
y el corazón no os advierte
que a la muerte camináis?” (vv. 1160 - 1164)

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